Es un planetoide entre las órbitas de Saturno y Urano, toma su nombre del centauro mitológico forjador de héroes, fue descubierto en 1977.
Este cuerpo celeste fue bautizado con el nombre mitológico en referencia a su doble naturaleza planetoide/cometa, parecido al del famoso centauro griego: mitad hombre, mitad caballo.
Su apasionante historia relata cómo, siendo él mismo un exceso curador para los otros, no puede encontrar remedio para su propio mal.
En una carta astral, irradia nuestros propios poderes terapéuticos, así como las experiencias cuyo dolor inicial se traducen en cierto y profundo aprendizaje espiritual.
Cada vez se valora más su importancia en la carta natal, debido a que indica algún aspecto de nuestra vida donde tenemos una profunda herida profunda que, de manera consciente e inconscientemente, intuimos que nunca podemos curar.
A este planetoide podemos atribuirle la función de conectar con el don de la sanación, que es activada cuando se toma contacto con la propia y profunda herida.
Existe una tendencia a evitar la incomodidad y el dolor, sin embargo si somos capaces de cruzar con la llave de Quirón a través de ese umbral podremos conectarnos con nuestra alma e iniciar un viaje de sanación y espiritualidad.
Quirón puede convertirse en un portal de transformación y sabiduría interior de inconmensurable riqueza.